DÉCADAS IRREPETIBLES

Al igual que mi otro blog dedicado al boxeo, este pretende recuperar la memoria de unos años irrepetibles, desde finales del XIX hasta los años 30 del siglo XX. En "Audaz y tanguista" se rinde homenaje a algunos de los bravos púgiles que protagonizaron este periodo, entre ellos a mi propio abuelo, verdadero germen de todo esto, Ángel Tejeiro. En este blog recupero la Historia con mayúsculas de unas décadas irrepetibles. Para ello he recurrido a las hemerotecas digitales disponibles: El Mundo Deportivo, La Vanguardia, ABC, La Jornada Deportiva, El País Vasco, Diario de Alicante, El Eco de Cartagena, El Noticiero Gaditano, El Porvenir, La Tierra y Madrid Sport. Salas como el Iris Park o el Olympia de Barcelona, nombres legendarios como Frank Hoche, Felix Pomés, Passapera, Ángel Munich, Barcino, Condor... Es un trabajo en construcción: aún estoy en ello, y animo a todos los que posean información interesante -y en especial imágenes originales- a que me ayuden en esta tarea. Y hechas las "confesiones", choquemos los guantes y vayamos al primer asalto.

jueves, 1 de marzo de 2012

1922 La Federación Española de Boxeo (1)

Ya hemos comentado que Juanito Elías, el promotor más profesional y de mayor éxito de cuantos han trabajado en Barcelona, comienza en diciembre de 1921 a organizar una serie de veladas, aunque éstas no tienen lugar en la Bohemia sino en el tradicional Iris Park. Así, desde el 15 de diciembre y durante tres meses, los jueves en el Iris se convierten en la referencia indiscutible de los aficionados al pugilato, que habitualmente llenan el local. Los carteles que ofrece Elías están bien confeccionados, siempre con el atractivo de púgiles extranjeros, algunos de notable nivel –numerosos franceses como el campeón militar Hervé, Augusto Grassi, León Derensy, Paul Gabriel, Paul Gay, Denain, Robur, Dedieu, Auger, Constant Barrick o Charles Raymond, pero también Dejoie, campeón de Suiza– encabezados por el indestructible Al Baker.

En una de las veladas de marzo, Frank Hoche es derrotado a los puntos nada menos que por Battling Siki, quien unos meses después se convertirá en campeón del mundo del peso pesado ligero; unos días antes, el campeón de España del peso mosca, Luis Vallespín, ha obligado a abandonar a su homólogo francés, Bouzonnie. Hoche –démoslo ya por español– y Vallespín son dos de los grandes púgiles nacionales que participan en estas brillantes veladas; junto a ellos aparecen otros como Pedro Sáez o Ricardo Alís, que debuta en el peso welter. Finalmente, no podemos dejar de mencionar a los púgiles que debutan en estas reuniones, casi siempre abriendo la noche, como Vila, Aracil, Odena, Pares, Marlés… o a un jovencísimo José Gironés, que vence por puntos a Mauricio.

Por otra parte, el Iris Park no solo recibe veladas sino que, en sus instalaciones, se abre en febrero una academia de boxeo –el Iris Boxing Club– bajo la dirección de Frank Hoche.

Volviendo a Juanito Elías, de su buen hacer como organizador da ejemplo el contraste entre el espectacular lleno del Iris Park en la reunión que, celebrada el 24 de febrero de 1922, toma como excusa el agasajar a la escuadra inglesa atracada en el puerto de Barcelona, con la que por el mismo motivo se celebra dos días antes en el Teatro Circo Barcelonés, en la que, además de una llamativa ausencia de público, se registran graves incidentes por un retraso de casi dos horas en el comienzo de los combates, la inclusión en los anuncios de púgiles que no habían dado su consentimiento, y la negativa del empresario a pagar a los boxeadores. El lamentable experimento termina en el juzgado.

Valga esta comparación como entrada al “apartado de varios”, como podemos calificar a la relación de reuniones esporádicas de distinto carácter que, en estos meses, coinciden con las convocatorias del Iris Park.

Algunas de estas reuniones consisten en los ya habituales encuentros benéficos o de entrenamiento organizados por los clubes. Así, en el nuevo local del Pugislistic Club de Gracia en el número 27 de Milá y Fontanals, se efectúa en enero una velada de boxeo en la que, además de actuar el campeón de España del peso mosca, Monterde, Pedro Sáez y Al Baker ofrecen una exhibición a tres rounds.

En mayo, el Olimpic Boxing Club inaugura su actividad con una velada con cinco combates, que registra una gran concurrencia. Ese mes se anuncia que “la Junta del Sport Ciclista Badalonés ha combinado para los días 4 y 5 de junio (Pascua) un sugestivo programa de carreras y otros actos deportivos que se efectuarán en el Velódromo de Badalona” entre los que se incluyen “tres grandes combates de boxeo a cargo de boxeadores pertenecientes al S.C.B.”.

Otras convocatorias tienen un carácter más empresarial, como las veladas que, en enero, organiza la empresa del teatro Batrina de Reus. Por su parte, el Gran Teatro Español, que aparece y reaparece en lo pugilístico como el Guadiana, ofrece en marzo una matinal de boxeo en la que la mano de Anderson se aprecia en la presencia en el cartel de sus dos hijos, Sergio y Gastón.

En abril, Hoche vence por puntos en el Frontón Condal a Andrés Balsa, y en La Bohemia, el Royal Boxing Club, bajo la dirección de Mr. Leclerc, organiza una velada que se presenta como la primera de una serie en la que se presentará a los mejores boxeadores franceses. Lo cierto es que dicha “serie” solo tiene continuidad en una reunión que se celebra a principios de mayo, cuya crónica en El Mundo Deportivo nos ilustra sobre el importante avance que ha experimentado este deporte en nuestro país durante la última década: “Mr. Leclerc, en su demostración de golpes prohibidos, cometió errores de bulto (…). Su demostración hace diez años nos hubiese parecido una ventana que se abría a la luz; hoy no nos ha convencido y la encontramos criticable”.

Ese mes, un festival deportivo que se celebra en San Andrés a beneficio de los soldados deportistas del batallón de Badajoz nº 73, que se hallan en Xaouen, incluye exhibiciones de boxeo de Aragonés contra Rovira y de Bel contra Ferrer.

En abril no falta además quien pretende aprovecharse de la relación entre Elías y el Iris Park para ofrecer dos veladas en el mismo local en un intento de confundir a los aficionados. Tal vez es a ellos a quienes se refiere el cronista de El Mundo Deportivo que afirma que “de tanto en tanto surgen desaprensivos empresarios que al rescoldo de la gran hoguera preparan mamarrachadas”. El resultado no se hace esperar:

De hoy en adelante Juanito Elías no organizará en el Iris (…) por la concurrencia en el mismo local de otros empresarios (…), tomando la espaciosa sala del Frontón Condal que, desde ahora, será el marco que encerrará sus grandes reuniones. La única cosa que hacía antipática al público la sala del Frontón era el enrejado de salvar las pelotas, y con muy buen acierto será quitado para que el público no vea a los boxeadores como dentro de un gallinero”.

Ello no significa que el Iris Park deje de recibir reuniones pugilísticas. Así, en mayo los promotores Huertas y Quintela organizan una velada con cuatro combates y Joaquín Valls como cabeza de cartel. Ese mismo mes, el Iris Boxing Club inaugura la sala de boxeo que dirigen finalmente Frank Hoche y Vicente Huerta con una velada que se celebra el viernes 12 con cuatro combates de boxeo y una exhibición de Hoche con Kamalof, Valls, Robert y Ubach; la segunda velada, una semana después, incluye cuatro combates entre alumnos de distintos clubes.

Por otra parte, Elías no abandona completamente el Iris. A una velada en el Frontón Condal, en mayo, en la que Ricardo Alís bate por puntos a Blind (“Blind, no obstante su derrota, continúa siendo campeón de España del peso ligero, título que el día que la Federación sea algo por voluntad expresa de los clubs, y se decida a organizar los campeonatos, tendrá seguramente que abandonar por no poder hacer el peso”), sigue otra en el Iris Park en la que Al Baker obliga a abandonar a Hoche. En junio es de nuevo el Frontón el local en el que el campeón de Francia del peso plumna, Eugene Criqui, noquea al senegalés Joe You You.

Unos días más tarde, salta la sorpresa con el anuncio de Juanito Elías de su retirada como empresario de boxeo: “ya he cumplido mi palabra. Ahora, que otros sigan el cauce abierto… si es que hay bastante afición”. No todos alcanzan a creerle, como prueban las palabras de Ramón Larruy unos días más tarde: “Elías hace demasiado tiempo que está enfrascado con el boxeo como para que lo deje así como así. Cuando dice que se retira, hace como que se va y vuelve”. Y es que, efectivamente, el sábado 15 de julio el popular promotor reaparece con la organización de una reunión en el Teatro Español en la que Pedro Sáez vence a Ricardo Alís en un combate en el que ambos se disputan la challenge al título nacional del peso welter.

En la primavera de 1922 aún encontramos veladas ocasionales en otros lugares de la geografía catalana, como la que organiza en mayo el Club Gimnástic de Tarragona, en el Teatro Principal de esta ciudad, en la que participa una representación de púgiles barceloneses enviada a la ciudad por “el distinguido deportista don Ignacio Amat”, o la reunión que tiene lugar en junio en el teatro del Balneario de Tortosa, en la que Luis Vallespín vence por k.o. a Sarn-Dairt.

En Madrid, el año 1922 también ha comenzado con fuerza en lo pugilístico. La primera serie de convocatorias la organiza Anderson en el teatro de la Zarzuela, donde se celebran en febrero tres reuniones vespertinas de fin de semana (en las que su hijo Gastón interviene en el combate principal) y una velada en marzo con el combate entre Balsa y Almela como principal atractivo. Para estas reuniones contrata Anderson a varios púgiles catalanes, entre los que figuran José Ubach, Fernando Urtasun, Americano, Cañizares, Sesma y otros, y su triunfo en la corte supone un paso importante para consolidar la presencia de púgiles de la ciudad condal, como celebra un redactor barcelonés:

Deportivamente ha sido un éxito que deja entrever que, trabajando honradamente, será Madrid pronto una nueva plaza para nuestros boxeadores. (…) No como otras veces (…) como hizo Frank Puig en Valencia con cuatro infelices que, después de usurpar nombres de conocidos boxeadores, llegaron a la bufonada de combates de boxeo mixtos, entre una artista y un payaso, digo, un boxeador, con lo cual mataron, en flor, la afición al boxeo en la hermosa ciudad del Turia”.

Tres meses más tarde, Alberto Maluquer se lleva a la capital a Munich, Small y Agustín Villar [ ] y contribuye a que, a finales de año, un periodista madrileño pueda afirmar:

La afición al pugilismo ha crecido notablemente entre nosotros. La constante visita de boxeadores catalanes que han puesto de relieve, en su mayoría, su dominio del noble arte, ha sido la causa principal determinante del desarrollo de esta afición”.

Y es que en abril, la Peña Pugilista Madrileña comienza a organizar una larga serie de veladas semanales que llegarán hasta el mes de diciembre, en las que toman parte púgiles de primer nivel, casi siempre españoles, con una amplia presencia de boxeadores catalanes. Aunque las primeras reuniones tienen lugar los domingos en la casa de baños El Niágara, sede del Club Natación Atlético, la Peña traslada en mayo sus actividades al Ideal Polistilo, que con las reuniones semanales de los sábados por la noche se consagrará como uno de los principales escenarios del boxeo en Madrid. Entre las anécdotas de este fructífero periodo podemos destacar el combate nulo entre Quintana y Deprades “por quedar los dos k.o. simultáneamente”.

A estas citas se suman otras organizadas por diversas entidades, como el festival deportivo de febrero en el salón de actos del Fomento de las Artes (con un combate entre los aficionados René de Birazsil y Lorenzo Díaz).

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