DÉCADAS IRREPETIBLES

Al igual que mi otro blog dedicado al boxeo, este pretende recuperar la memoria de unos años irrepetibles, desde finales del XIX hasta los años 30 del siglo XX. En "Audaz y tanguista" se rinde homenaje a algunos de los bravos púgiles que protagonizaron este periodo, entre ellos a mi propio abuelo, verdadero germen de todo esto, Ángel Tejeiro. En este blog recupero la Historia con mayúsculas de unas décadas irrepetibles. Para ello he recurrido a las hemerotecas digitales disponibles: El Mundo Deportivo, La Vanguardia, ABC, La Jornada Deportiva, El País Vasco, Diario de Alicante, El Eco de Cartagena, El Noticiero Gaditano, El Porvenir, La Tierra y Madrid Sport. Salas como el Iris Park o el Olympia de Barcelona, nombres legendarios como Frank Hoche, Felix Pomés, Passapera, Ángel Munich, Barcino, Condor... Es un trabajo en construcción: aún estoy en ello, y animo a todos los que posean información interesante -y en especial imágenes originales- a que me ayuden en esta tarea. Y hechas las "confesiones", choquemos los guantes y vayamos al primer asalto.

lunes, 20 de septiembre de 2010

1920 Los títulos de España del Ateneo

Si apenas ha habido noticias pugilísticas en Barcelona durante 1919, los primeros meses de 1920 no son diferentes. La primera reunión no se celebra hasta abril, en el Frontón Condal, de la mano de una nueva entidad –el “Select Boxing Club” dirigido por Mr. Raynart–, que no volverá a aparecer como tal. En esa velada Kamalof vence por abandono a Anderson, y Hoche por k.o. a Almela en el sexto round. Más interesante resulta, por lo que supone de cara al futuro, el debut de Emilio Gil bajo el seudónimo de “Blind Donkey”, que hace nulo contra “Warrior”. Unos años más tarde, “Blind” se convertirá en el primer campeón del peso ligero reconocido por la Federación Española de Boxeo.

Unos días después, a mediados de abril, coinciden por primera vez dos veladas pugilísticas en Barcelona. Por un lado, el Sporting Boxing Club organiza una reunión en su local social; por el otro, el AEP ofrece un cartel encabezado por José Ubach vs González. El SBC organiza además dos veladas de entrenamiento “a la americana” en julio y agosto en el Luna Park, además de una velada en el Teatro Popular –en diciembre– en la que hace su debut Vonna, otro de los púgiles más populares de los años siguientes. El Luna Park es también el escenario escogido para una reunión a base de combates de entrenamiento organizada en septiembre por el Boxing Club de Sans.

Como en temporadas anteriores, el verano supone una sucesión de hasta catorce combates de boxeo en el Parque de Barcelona, en la mayoría de los cuales toma parte Kamalof, que por lo general son agrupados por la prensa bajo el término genérico de “mojigangas”. Lo cierto es que aunque participan algunos púgiles solventes –como Hoche, Molero, Chueca o Frank Puig– también aparecen varios con menos garantías, como el francés Maugarde, los alemanes Muller y Schultz, el suizo Turner o Jim Arthur, entre otros.

Con todo, lo más significativo de este periodo son, sin duda, los campeonatos de España que la sección deportiva del Ateneo Enciclopédico Popular se lanza a organizar bajo la dirección de Ramón Larruy los jueves en el Iris Park, con un rigor similar al que desplegase unos meses atrás con el título de los pesos welter –correspondiente a los boxeadores desde 61’230 a 66’680 kg.– obtenido por Joaquín Valls. Y es precisamente esta misma categoría la primera en ser abordada, puesto que se considera que Valls, al haber fijado su residencia en París, ha dejado vacante el título, de manera que el AEP lo pone en juego en el combate entre Frank Puig y Ángel Munich, los dos welters mejor clasificados para disputárselo. “Interin no esté constituida la Federación Española de Deportes de Defensa, los combates de boxeo serán arbitrados con arreglo a los reglamentos del National Sporting Club de Londres”.

Así, el 8 de julio de 1920 Frank Puig, socio del Ateneo, vence a Ángel Munich, del Barcelona Boxing Club, por abandono en el octavo asalto de un combate pactado a 12 rounds de 2 minutos dirigido por Juan Casanovas, y es proclamado nuevo campeón de España del peso welter o “mediano ligero”, según la “escala española”.

Para la siguiente velada –a principios de agosto– se anuncia que otro socio del Ateneo, César Alaix, disputará con Luis Vallespín el título de España del peso gallo. Sin embargo, la lesión del segundo durante un entrenamiento hace que finalmente el combate se caiga del cartel, que pasa a estar encabezado por el enfrentamiento en que un pujante Pedro Sáez, del Sporting Boxing Club, vence por puntos a Agustín Mora.

En agosto Blind, socio del AEP, vence por k.o. al flojo Laurencie, mientras que Goñi bate a Pedro Valls, hermano del ex campeón de los welter. Y un mes más tarde, César Alaix vuelve a disputar un título de España, en esta ocasión correspondiente al peso pluma y frente a Ramón Miró (del AEP). El combate no llega a los 10 asaltos pactados porque Miró pone fuera de combate a Alaix en el segundo round y se proclama campeón de la categoría.

Frank Puig hará la primera defensa de su título del peso welter a mediados de octubre frente a Pedro Sáez. El pesaje oficial depara una sorpresa, sin embargo, ya que Puig no alcanza, por medio kilogramo, el peso de la categoría, por lo que la organización considera que el título no puede ponerse en juego. El combate se disputa, no obstante, y la clara victoria de Pedro Sáez, por abandono de Frank Puig en el quinto asalto, hace que desde ese momento Sáez sea considerado de forma unánime como el campeón de facto del peso welter, título que defiende en la siguiente velada del Ateneo al forzar al abandono a Andrés Goñi.

Finalmente, en la velada del 25 de noviembre se ponen en juego dos títulos. En el primero de ellos, César Alaix consigue finalmente ser proclamado campeón de España del peso gallo al batir por k.o. a Fernando Urtasun. En el segundo, Juan Molero pone también fuera de combate a Luis Muller y alcanza el título del peso pesado ligero. De esta reunión cabe además destacar el debut, con una victoria por k.o. sobre Vilanova, de Federico Zaldívar, que unos meses después será proclamado “campeón de España del peso ligero” en combate con Blind.

A mediados de noviembre, Joaquín Valls regresa a Barcelona después de varios meses de residencia en París, donde ha vencido por k.o. a Mavón, ha perdido a los puntos contra Marcel Thomas en dos combates, y ha vencido por descalificación al americano Eddie Moy. Su primer objetivo es recuperar el título nacional de los welter, y el combate con el campeón, Pedro Sáez, queda fijado para el 16 de diciembre en la primera de una serie de veladas que planea organizar el Barcelona Boxing Club. En un Frontón Condal repleto de público, Valls y Sáez se enfrentan en 12 asaltos con victoria final del primero –no compartida por buena parte de la afición–, que de esta manera vuelve a hacerse con el título de la categoría.

Aún alcanza el AEP a organizar una última velada en 1920, el día 23 de diciembre, en la que a falta de títulos en juego, el atractivo lo constituye la participación de tres periodistas deportivos. Los dos primeros, que responden a los sobrenombres de “Frank Tour” y “John Round”, de El Sport, no alcanzan a subir al ring por “un retortijón” –como califica el cronista de El Mundo Deportivo a su espantada–, pero la presencia de Ramón Larruy, fuertemente implicado en este deporte (incluyendo duras crónicas en El Mundo Deportivo), provoca que no pocos acudan al Iris Park para ver cómo le infligen un correctivo. Larruy es derrotado por Alaix a los puntos, en combate pactado a 8 asaltos.

Las reuniones del AEP han conseguido revitalizar el boxeo en Barcelona, y pronto aparecen nuevas entidades que aspiran a sacar partido de ello. En octubre se constituye la empresa Ring Catalán, que organiza una velada en el local denominado La Paloma –ahora rebautizado Venus Sport– bajo la dirección de Anderson, en la que entre otros púgiles interviene su hijo Gastón. El éxito de la convocatoria anima la organización de nuevas reuniones, y en el Teatro Cómico el mismo Anderson comienza a dirigir, los domingos por la mañana, una serie de “vermouths de boxeo” navideños en los que participan púgiles como Kamalof, Chueca, Gastón, Frank Puig, Vonna y Ernesto Ortiz, entre otros. En la última de estas reuniones, Joaquín Valls y Kamalof ofrecen una exhibición de despedida, pues marchan hacia Francia de tournée.

Anderson, que deja de dirigir las veladas del Cómico, hace coincidir con la última un festival, también matinal, en la plaza de toros de Las Arenas, en el que el enfrentamiento entre Frank Puig y el alemán Otto Wernef encabeza un cartel con cinco combates.

En Madrid, 1920 no es un buen año para el boxeo. En febrero, la Federación Castellana de Atletismo convoca unos campeonatos de Castilla de aficionados a los que apenas se presentan once participantes, de los cuales tres, por falta de púgiles de su peso, quedan campeones sin saltar al ring instalado en el hotel Palace: Álvarez (gallo), Emilio Bautista (ligero) y Pomés (ligero pesado). “Los cuatro combates celebrados no fueron tampoco muy impresionantes”, denuncia la prensa, y dieron como vencedores a Francisco Hernández Coronado (pluma) y Rafael Hernández Coronado (medio).

Después del “poco interesante campeonato de aficionados”, Crozier, Almela, Kamalof y otros púgiles “han concertado varios combates que han servido en general para aburrir a los espectadores. Como siempre que esto ha ocurrido, el interés ha ido decreciendo, y si el primer match –Crozier contra Kameloff- llevó numeroso público al Circo, los que le han seguido han ido viéndose de vez en otra más solitarios. Al último, ya cuatro amigos y los acomodadores”.

En noviembre, Almela empieza a impartir clases de boxeo en la sede de la Unión Ciudadana y anuncia para el mes siguiente un campeonato que no llega a celebrarse. Dos de sus discípulos –Bautista y Maldonado– sí que muestran sus conocimientos pugilísticos en el festival que la Acción Ciudadana organiza a mediados de diciembre en el Español, que incluye además teatro, canto y esgrima.

Pero aunque Barcelona (y en mucho menor medida Madrid) concentran la mayor parte de la actividad boxística en España, no son los únicos centros en los que se practica este deporte, y de tanto en tanto comienzan a aparecer reseñas de encuentros que se celebran en otros lugares. Así, a mediados de agosto de 1920 tiene lugar en la plaza de toros de San Sebastián –con una entrada “bastante regular”– una reunión en la que intervienen ocho boxeadores extranjeros, casi todos franceses.