Llegado enero de 1923, la AEP deja de organizar reuniones pugilísticas
en Barcelona. Posiblemente las causas se relacionan con las quejas que expresa
Ramón Larruy en El Mundo Deportivo a
finales de mes:
“Diversas son las causas que
contribuyen a la profunda crisis que está atravesando el boxeo barcelonés.
Empezando por el estancamiento general de los boxeadores, en los cuales no se
les nota grandes progresos, nos encontramos con infinidad de causas que se
interponen al paso del boxeo, siguiendo éste tan penosa marcha que en algunas
ocasiones da la sensación de que resbala hacia atrás. A una mala temporada en la
que se acostumbró al público a los combates entre extranjeros, que si bien
boxeaban más que los de casa, poco interesaban a nuestro público sus andanzas,
se juntó una gran temporada de partidos de fútbol, que esquimaron de tal suerte
el bolsillo del público que apenas le quedó para tabaco, cuando a las veladas
de boxeo no se iba con cuatro cuartos, pues las desmesuradas pretensiones de
nuestros boxeadores en embrión, unidas al apetito desordenado de nuestros
empresarios, hicieron que éstos alcanzaran unos precios fantásticos y no al
alcance del bolsillo democrático de la mayoría del público que al viril deporte
es aficionado. A esto se ha venido a juntar el frío; un frío como el que no
estábamos acostumbrados y que más que a salir a la calle convida a meterse en
la cama”.
Unos meses más tarde, Larruy –que ejerce de profesor de boxeo del Centre
Autonomista de Dependents– llegará a afirmar, en una columna titulada “Qué es
el boxeo”, que éste “es una ridícula farsa con la que cuatro frescos han
logrado que el puchero arranque el hervor, mientras docenas de infelices se
llenan los ojos de zurrapa solpando el hogar”.
Así las cosas, hace falta mucha profesionalidad para sacar adelante las
veladas en buenas condiciones, y Juanito
Elías decide reaparecer en escena a finales de enero con una reunión en el
Iris Park. El plato fuerte de la reentrée, con todo, se estropea cuando una
lesión en una mano del campeón de Europa Charles Ledoux, que iba a ser
enfrentado a Alfonso Cañizares,
provoca su sustitución a última hora por su compatriota Paul Gay.
En la siguiente velada de Elías en el Iris, dos semanas más tarde,
Emilio Gil “Blind” retiene su título de campeón de España del peso ligero al
hacer nulo con Agustín Villar. En
las preliminares Víctor Ferrand, aspirante
al título nacional del peso mosca,
es descalificado cuando asesta un golpe bajo al campeón Luis Vallespín; sin
embargo, al no haberse presentado éste al pesaje, el título es otorgado a
Ferrand.
A mediados de febrero, sin embargo, Juanito Elías se traslada a Madrid
para organizar la próxima temporada, en que piensa plantear veladas en Madrid,
Barcelona y San Sebastián; en abril, sus viajes le llevan a París, Amberes y
Londres.
La marcha de Elías alienta a otros promotores a lanzarse a la arena. En
febrero, el marinero sueco Van Neck debuta en el Iris Park, y dos semanas
después Ricardo Alís bate a Gastón ante un graderío lleno de público. El comité
del partido liberal del distrito décimo crea el “Club Deportivo Iberia” y
anuncia que va a dedicarse al atletismo, fútbol y boxeo… aunque no vuelven a
aparecer noticias suyas. En marzo llehan malas noticias desde Italia, donde el
campeón Erminio Spalla –que poco después alcanzará el título europeo del peso
fuerte– bate holgadamente a José Teixidor, que sigue siendo calificado de
campeón de España, por abandono en el décimo asalto.
El 17 de abril, ante más de 6.000 espectadores que llenan en Frontón
Condal, Ricardo Alís vence por
puntos a Joaquín Valls en combate a 12 asaltos, y le arrebata el título de España del peso welter. La
siguiente velada del Frontón, tres semanas después, resulta sin embargo un
fracaso cuando el ex campeón de Francia Billy Balzac y Frank Hoche, cuyo
enfrentamiento ha despertado un enorme interés, ofrecen un pobre espectáculo y
son advertidos en público por falta de combatividad.
En Madrid, mientras tanto, el club Boxing
Castilla ha organizado reuniones todos los sábados de enero y febrero en el
Ideal Polistilo, en las que
participan púgiles madrileños como Mario
de las Heras, Antonio Ruiz,
Marcote, Quintana o Gámez, así como boxeadores catalanes como Zaragoza,
Vilanova o el propio Pedro Sáez.
Mediado el mes de marzo, sin embargo, el Circo Americano toma el relevo del Polistilo y se convierte en el
foco de atención de los aficionados, que acuden puntualmente todas las semanas
hasta el mes de junio, en sesiones matinales (los domingos) o vespertinas (los
lunes y, ocasionalmente, otros días de la semana). Hasta el Circo Americano
llegan los principales púgiles de España, muchos de ellos catalanes, incluyendo
a Luis Vallespín, Joaquín Valls, José Gironés, Fernando Urtasun o Frank Hoche,
y tal es el éxito de las convocatorias y la fuerza que alcanza el pugilismo en
la corte, que en mayo se disputa en este recinto el primer campeonato nacional,
en el combate en que Manuel González
vence por puntos a Víctor Ferrand y le arrebata el título de España del peso mosca.
Se trata de la primera vez que un campeonato nacional de boxeo se
celebra fuera de Barcelona, y esto hace temblar al mundo pugilístico catalán.
Ramón Larruy llega a firmar un artículo titulado “¿Se desplazará el eje del
boxeo?” en el que reflexiona sobre “la naciente afición madrileña, gracias al
acierto del organizador de la Corte don Federico López”, comparándola con “la
orientación tan poco deportiva que ha tomado el boxeo barcelonés”. Y a finales
de mes la prensa comienza a especular con la posible disputa, también en
Madrid, del combate por el título de España de peso pluma entre el campeón
Ramón Miró y el aspirante Alfonso
Cañizares.
Parte del auge del pugilato en Madrid cabe atribuirlo a la directiva de
la Federación Española de Boxeo (zona Centro), que toma posesión el 5 de abril
con Guillermo Hildebrandt como
secretario. Entre sus primeros acuerdos se incluye la regorganización de la
federación y de su comisión de árbitros, así como el nombramiento de Manuel
Kreissler como presidente de ésta última a principios de mayo.
En abril, la madrileña sala Dempsey organiza en abril un par de veladas,
y en junio la “espantada” del empresario Federico López en el Circo Americano
no solo provoca la suspensión de las reuniones en el mismo, sino que da inicio
a un largo rosario de quejas por parte de varios boxeadores catalanes que se
quedan sin cobrar.